miércoles, 11 de julio de 2012

¿Educar en la sociedad de la ignorancia?


Avanzando en el libro de Bray, me interesó especialmente el capítulo de Tarragó, "Educar, entre la evasión y la utopía".planteando la necesidad de  un gran proceso de humanización de la educación”, que puede ser utópico, pero es  “éticamente exigible”.
Respecto al sistema educativo, sostiene que: 
1-Repensar su función, y su relación con una sociedad liquida, industrial y en crisis, es necesario,  pero queda relegado por la urgencia de apuntalar el sistema
2-la organización educativa no es una organización que aprende ni evoluciona. Es así que la investigación pedagógica, el conocimiento de cómo aprendemos, apenas repercuten en  las actividades reales de alumnos y profesores, ni en la calidad de los aprendizajes. Cuando se habla de  mejorar la educacion se  ponen dos ingredientes: 1- más recursos (para hacer más de lo mismo) 2-exigencia de  responsabilidad y vocación al profesorado al que  se le pide más formación. ¡Cuanto  lo hemos reclamado! Pero eso se traduce en la obsesión por la formación disciplinar y pedagógica, dentro del  paradigma dominante. La ignorancia por la especialización, que señala Brey, en los profesores produce  aumento del saber improductivo ,desprovisto de poder transformacional.
3-La educación en tanto industria centrada en sí misma, considera al alumno como materia prima que  perpetua su actividad y ante la cual no es preciso rendir cuenta, lo que en gran medida se extiende a los padres y a la sociedad.  En Uruguay, a raíz de la controvertida ley de educación, por ej. ha habido muchas resistencias  de parte de los docentes, a la representación de los padres en cada liceo, y más aún cuando hablamos de los alumnos. Luego nos sorprendemos cuando los jóvenes no muestran interés por el conocimiento. Dice el autor “los jóvenes, se amoldan sin cambiar”, algunos aprueban pero no se ilusionan con el conocimiento.
Nada podrá mejorar si nuestros alumnos no encuentran sentido al trabajo que hacen. El autor  pone en la mira, algunos aspectos que hacen a nuestra práctica diaria y a nuestro sistema y que nos resulta muy difícil de cambiar, por cuanto así lo hemos hecho siempre. ¿Es importante llenar a alumnos de algunos conocimientos, evaluarlos con la insistencia en la prueba escrita (no es lo más objetivo, es lo más barato  y simple) y que lo olviden rápidamente? ¿Es necesario encerrarlo en el espacio físico del aula no concebido para investigar, estudiar crear, ni trabajar en equipos ni contactarse entre docentes?  ¿Cuántas veces escuchamos en Sala de Profesores? “Así aprendí yo y no me traumé” . Pienso  en cuantas veces decimos: deben prepararse para el futuro. Pero ¿Los estamos preparando para una sociedad del conocimiento  que exige más trabajo intelectual? Este requiere:
a- Que cada individuo  disponga de un bagaje de conocimientos que se renueven b- que sepa procesar la información c- que tenga iniciativa personal d- el trabajo debe tener finalidad creativa ,como definir un problema, crear un producto.
Tarragó propone en esa utopía, éticamente exigible de la que habla,  hacer del alumno en cuanto estudiante persona y ciudadano” el eje de la educación , y nuestro hilo conductor como docentes deberia ser: “El desarrollo del intelecto y de la personalidad del adolescente y del joven, el empeño por darle voz y levantar sus expectativas, por estimularle, exigirle y apoyarle”